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En Francia hay un París
y en él se rinde culto al dios Amor,
esa es la tierra del placer
donde reina la mujer
con todo su esplendor.
En el salón, en el café,
cuando se oyen las notas de un vals
al parisién, ahí se le ve
seguir el ritmo con voluptuosidad.
Cuando al rítmico y al embeleso
del vals, su murmurador compás,
el francés desecharía un beso
por seguir tras de su ritmo
que le gusta mucho más.
En el salón, en el café,
cuando se oyen las notas de un vals
al parisién, ahí se le ve
seguir el ritmo con voluptuosidad.
Lindas mujeres tiene París,
y hay en sus ojos sonrisas de amor,
fugaz se pasa la vida en París
entre mujeres, paseos y teatros;
ahí se disipan las penas del amor. |
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