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Te conocí vendiendo ají en la Parada.
Desde esa vez, mi alma quedo de ti prendada
Yo era cargador de un viejo camión que allí trabajaba
y tú al contemplar mi fuerza brutal, más te enamorabas
Allí en San Cosme te hice un nidito
muy chiquitito para los dos
Que tenía hermosa vista al Mercado Mayorista
con muchas comodidades, muy cerca del acequión
Mas como en los pobres no cabe la dicha
tú me engañaste con el que vende salchichas.
Desesperado por tu maldad traicionera,
yo me casé con Felipa la tomatera.
Hoy sé que tú estás en la ruina, que te hace daño la naftalina
en cambio yo, soy muy feliz. Tengo mi puesto de cancha y maní. |
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