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No sé que encanto posee la tierra mía,
será quién sabe el embrujo de sus mujeres.
O acaso las dulces notas de mi canciones,
que toda América canta con alegría.
De mi guitarra brotan notas que cantan,
penas que muchas veces nos da el amor.
Son como golondrinas que al cielo vuelan,
huyendo despavoridas del cruel dolor.
El indio canta sus penas en un huaynito,
añorando el pasado de su gran raza.
Y entre los andes suenan quenas y antaras,
cuando vibran las cuerdas de un charanguito.
Ya se oyen los compases así así, de un valsecito,
la coquetona polka, así así y el tonderito.
El pañuelo en el aire rasga un hechizo,
cuando con elegancia así así, baila un mestizo.
Surge el ritmo peruano y en sus compases,
parece que dijeran así así, ¿ahora como haces?
La mano de un Moreno repiquetea suave madera,
¡a bailar se ha dicho hermano y aquí está la marinera! |
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