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Una tarde te vi y al oir tu voz
creí que hablaba un ángel
y aquella hermosa tarde
fue el comienzo de mi gran pasión.
Fue tu voz la que me hubo embrujado
y tus ojos los que en mi alma penetraron;
esa tarde yo la llevo muy presente,
fue así tan de repente que me enamoré de tí.
Cariño mío, alma de mi alma;
cariño mío, prenda de amor,
si tú supieras cuánto te quiero
no harías que sufra mi corazón. |
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