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Aunque no creas tú, como que me oye Dios,
ésta será la última cita de los dos.
Comprenderás, que es por demás,
que te empeñes en fingir,
porque el dolor de un mal amor
no es como para morir.
Pero deshecha ya mi más bella ilusión,
a nadie ya en el mundo daré mi corazón.
Devuelveme mi amor para matarlo,
devuelveme el cariño que te di,
tú no eres quien merece conservarlo,
tú ya no vales nada para mí.
Devuelveme el rosario de mi madre
y quedate con todo lo demás,
lo tuyo te lo envío cualquier tarde,
no quiero que me veas nunca más. |
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