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Tan pura como el agua,
que brotó del manantial,
de color cristalino,
desechando el imán.
Y desbordando su cauce,
como a través lo intentaron,
en el sediento y estéril arenal.
Eres tú la maravilla,
yo soy tu admirador,
contemplarte es mi deseo,
seductora del amor
Deja que me acerque a tí,
por piedad, por piedad,
deja que mi amor te diga
mi pasión, mi pasión.
Déjame, adorada Vicenta,
postrarme a tus plantas
para implorar tu amor |
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